Cada día tenemos una nueva oportunidad de
avanzar en nuestro camino hacia una vida mejor y, en definitiva, para ser
felices. Y aunque esto depende en alguna medida de las condiciones y
oportunidades que nos brinda el entorno, son principalmente nuestros actos, nuestras
decisiones y nuestra disposición los que lo definen, dado que somos los
artífices de nuestra propia vida.
Considerando nuestro equilibrio orgánico,
mental y emocional, podemos identificar las condiciones que nos pueden ayudar al
logro de una vida mejor, las que quedan representadas por siete (7) letras A,
correspondientes a los siguientes recursos y factores: Aire, Agua, Alimentación, Ambiente, Actividad, Actitud y Afecto.
AIRE.- Vital, el elemento esencial para nuestra vida.
Se estima que al día respiramos alrededor de 8.000 litros de aire para obtener
el oxigeno que nuestro cuerpo necesita para realizar los procesos biológicos.
Por ello, debemos procurar que nuestro aire sea lo más puro posible, limpio, fresco,
sin contaminantes y en lo posible con la temperatura adecuada para nuestro
organismo. También debemos considerar que todo nuestro cuerpo necesita el contacto
con el aire libre para facilitar la sudoración que regula la temperatura
corporal y elimina toxinas, además de la absorción de radiación UV necesaria
para sintetizar la vitamina D.
Tanto en nuestro hogar como en los
lugares de trabajo debemos velar por que este elemento vital sea el mejor
posible, valorando así mismo los espacios naturales, parques y arboledas que
son los principales depuradores del aire.
AGUA.- Nuestro cuerpo es principalmente agua, siendo
el 75% al momento de nacer y cerca del 60% en la edad adulta. La mayor parte de
esa agua se encuentra al interior de las células mientras que el resto forma
parte de la sangre y los fluidos del organismo. Las principales funciones del
agua es transportar los elementos nutritivos a las células, participar de los
procesos bioquímicos y la evacuación de desechos.
Debemos proveer a nuestro cuerpo de agua adecuada
en cantidad y calidad, en directa relación a la actividad desplegada y los
esfuerzos mecánicos y térmicos a los que nos enfrentemos.
Nuestro organismo cuenta con un sistema
de alerta ante la falta de agua mediante la sed, alarma que se desgasta y apaga
con los años, por lo que las personas mayores deben hidratarse aun cuando no
sientan esa necesidad. Un buen indicador de la hidratación del organismo es el grado
de concentración de nuestros desechos, con orinas que debieran ser siempre claras
y abundantes.
ALIMENTACIÓN.- La alimentación es el medio para proveer
de la energía y los nutrientes que requiere nuestro organismo, para cumplir con
todos sus procesos metabólicos. Debido a ello, una adecuada alimentación debería
considerar los siguientes aspectos:
· Ser nutritiva, conteniendo
la variedad de vitaminas, minerales y proteínas que se necesita, existiendo una
amplia variedad de productos naturales dependiendo de cada zona, siendo imprescindibles
las frutas y verduras.
· En cantidad adecuada
según los requerimientos, costumbres y horarios, siendo preferible alimentación
mas fuerte con el inicio de jornada y más liviana en momentos previos al sueño.
· En condiciones y
ambiente adecuado para favorecer el proceso digestivo.
Esto corresponde a efectuar la alimentación
bajo predominio del Sistema Nervioso Parasimpático, es decir, en condiciones de
calma, relajación, favoreciendo la producción de enzimas y el trabajo digestivo,
tal como se muestra en la siguiente imagen marcada con estrellas verdes, en contraste
a las estrellas rojas de la condición nerviosa Simpática, desfavorable para la alimentación.
Comer bajo el predominio del Sistema Nervioso
Simpático, es decir deprisa, tenso, irritado, implica no generar las adecuadas
enzimas de la saliva y estómago, además de un funcionamiento inadecuado de todo
el proceso digestivo. Junto con implicar una mala absorción de nutrientes, esta
condición genera recargos al proceso intestinal.
WIKIMEDIA COMMONS File:The Autonomic
Nervous System.jpg
AMBIENTE.- Se refiere a los lugares que habitamos,
donde vivimos, donde trabajamos, donde nos educamos, donde nos divertimos, los
cuales deben ser saludables tanto para nuestro cuerpo como para nuestro sistema
nervioso, nuestra mente y nuestras emociones. Debemos procurarnos el ambiente
adecuado según las distintas actividades que realizamos.
Aún cuando hemos procurado habitar ambientes
libres de contaminación física (desechos, toxicidad, ruidos, etc.), no ha
existido igual preocupación por la contaminación psicológica y emocional,
viviendo inmersos en una atmósfera de tensiones, discordias y desarmonías sociales
que se exhiben masivamente por la facilidad de las comunicaciones y que afectan
nuestro equilibrio emocional. Resultado de lo anterior son los altos niveles de
estrés e insatisfacción de nuestra sociedad, teniendo todos una gran tarea
pendiente.
Por lo anterior, quisiera proponer a todos,
tanto en lo individual como lo colectivo, ampliar nuestra preocupación por el
medio ambiente agregando a los factores físicos los aspectos emocionales, es
decir, incorporar el concepto de ecología
emocional y, en un contexto general, hablar de medio ambiente físico y emocional.
Porque aún cuando pensemos distinto y
tengamos intereses diferentes, podemos convivir sin confrontaciones, sin
degradar los espacios de diálogo, sin descalificaciones, respetándonos en
nuestras diferencias y relegando la intención de imponer nuestras convicciones.
Creo que es posible
un mundo con más música y menos bocinazos, con más diálogo y menos altercados,
con más propuestas que protestas, con mas abrazos que portazos.
ACTIVIDAD.- Este factor se
refiere a las acciones que realizamos, a los hábitos y costumbres, a como nos conducimos
por las distintas facetas de nuestra existencia. Para nuestra salud física y
mental necesitamos movernos, desarrollar actividades distintas que nos permitan
mantener la vitalidad de nuestro organismo.
Contamos
con dos sistemas circulatorios, el cardiovascular y el linfático, cuyas principales funciones son nutrir y oxigenar
mediante la sangre, en el caso del primero, y la depuración y eliminación de
desechos mediante la linfa, en el caso del segundo. Para ello, el sistema
cardiovascular cuenta con su propio sistema de bombeo, el corazón, mientras que
el sistema linfático no lo posee, por lo que se vale del propio movimiento del
cuerpo, la respiración y el movimiento de los músculos, para impulsar la linfa.
Por ello es tan importante mantenernos activos, en todas las etapas de nuestra
vida, lo que idealmente debe hacerse en actividades entretenidas, gratas,
amenas, que contribuyan también a nuestra entretención.
Complementario
a nuestras actividades habituales o rutinarias, deberíamos incorporar otras que
nos permitan enfrentarnos a nuevas experiencias, como la práctica de algún deporte,
caminar, bailar u otra que en lo posible complemente el acondicionamiento
físico con la diversión.
ACTITUD.- Corresponde a la predisposición a la acción, al estado de ánimo con el que
enfrentamos nuestro quehacer diario para alcanzar nuestros objetivos.
Al
respecto, el psicólogo estadounidense Gordon
Allport señaló que "una actitud es un estado mental y neuronal de
disposición, organizado a través de la experiencia, que ejerce una influencia
dinámica o directiva sobre la respuesta de un individuo hacia todos los objetos
y situaciones con las cuales se relaciona. Es necesario considerar, entonces,
que las actitudes tienen propiedades que podríamos distinguir como de
dirección, grado e intensidad". Según
lo anterior, la consideración de la
Actitud como una de las
claves para una vida mejor se
fundamenta en la necesidad de orientar las acciones hacia lo que se espera alcanzar y lo que se
desea llegar a ser, por lo que está conformada por la Motivación, los Principios
y Valores y la Perseverancia.
La
Actitud es un factor que surge del sentir profundo de cada ser y puede corresponder
a una predisposición aprendida, lo que otorga relevancia a todas las instancias
formadoras de la persona.
AFECTO.- Este es un aspecto llamado a coronar el
contenido de nuestra vida y que comprende los sentimientos y lazos afectivos
que nos relacionan con otros seres y que se derivan del sentimiento rector de
la existencia humana, el Amor.
Un rol clave para una vida mejor es el
cultivo de sentimientos gratificantes y enriquecedores de la convivencia humana,
siendo también extensiva a nuestro entorno. Nuestras familias, nuestros compañeros,
nuestros amigos, cumplen un rol vital en la vibración de nuestra existencia, por
lo que el cultivo de sanas relaciones y estrechos vínculos afectivos son los motores
que nos conducen a una vida mejor.
Este factor también incluye
todos aquellos afectos que habitan nuestro corazón y que nos conectan, por ejemplo,
con la naturaleza, la creación y por supuesto con Dios.